Hay una oenegé dedicada precisamente a fomentar la construcción de museos de la memoria. Es la Coalición Internacional de Sitios de Conciencia. De modo que la iniciativa para erigir aquel muselillo de condena al Estado peruano obedecería al dictado de esta mega oenegé financiada por fundaciones capitalistas –léase financistas de las oenegés– como Ford Foundation, Henry M. Jackson Foundation, Nathan Cummings Foundation, Oak Foundation, Samuel Rubin Foundation, etc. No sería extraño entonces que tras esta campaña exista un compromiso secreto, crematístico de las oenegés políticas –con aquel cartel de fundaciones capitalistas– para capturar un paquetón de dólares a cambio de seguir realizando “estudios sociales” sobre el –siempre conflictivo y abusivo con los pobres– Perú.
Leamos lo que dice la página web de la Coalición Internacional de Sitios de Conciencia:
“Sitios de Conciencia” son lugares históricos dedicados a conmemorar eventos pasados de lucha por la justicia…” O sea que según la progresía caviar, el terrorismo impuesto por Abimael Guzmán fue una “lucha por la justicia”.
Los “Sitios de Conciencia” son museos que interpretan la historia, fomentan el diálogo sobre temas sociales, abren vías para la participación ciudadana relacionadas con los derechos humanos, procuran convertirse en herramientas significativas para crear culturas de derechos humanos. Queda muy clara la misión de los museos de la memoria: crear cultura de derechos humanos.
Las sedes de la memoria se pueden convertir en nuevos centros para promover la democracia en acción. Pero la fuerza de los sitios históricos debe ser aprovechada como una táctica consciente al servicio de los derechos humanos y el compromiso cívico. Ojo con eso de “democracia en acción”. Nos recuerda a esa “democracia de participación plena” que impuso el velasquismo bajo el asesoramiento de los mismos progre que hoy nos embuten el muselillo de la memoria, como Enrique Bernales Ballesteros, el Obispo Luis Bambarén, etc.
En el Perú, el Movimiento Ciudadano Para que No Se Repita es una coalición de más de 400 organizaciones de derechos humanos y grupos de la comunidad peruana. La Coalición se creó para divulgar los descubrimientos de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, a quien correspondía investigar la violencia y violaciones a los derechos humanos que salpicaron el conflicto entre el grupo rebelde Sendero Luminoso y las fuerzas gubernamentales. La coalición trabaja para organizar eventos de memoria y lugares para las víctimas y supervivientes del conflicto. Es decir, la CVR resulta ser un simple apéndice de esta coalición internacional. Es más, coincide con ella en que lo que ocurrió en el Perú fue un “conflicto”, y que Sendero Luminoso es un “grupo rebelde”.No hay otro comentario sino expresar con indignación: ¡Qué capacidad de cinismo!
lunes, 13 de abril de 2009
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