miércoles, 15 de abril de 2009

El doble estándar de Merino

La defensora del Pueblo, Beatriz Merino Lucero, es el paradigma de la estirpe progre-caviar. Tiene doble rasero (cuidado que va sin “t”) y mide las cosas según la óptica que más le convenga al momento. Convencida de que su rol en esta vida es figurar, la ex premier toledana llega al extremo de caer en el ridículo con tal de ocupar portadas y pantallas. 
Acaba de repetirlo con estas declaraciones: “Como defensora del Pueblo no acepto con resignación que siga pasando el tiempo y cada año sigan muriendo miles de personas… Es un deber moral que la ciudad y sus habitantes recuperen la seguridad y que esta sea una realidad tangible… Aquí no estamos hablando de un diagnóstico a ciegas… De lo que se trata es de tener una mirada clara de lo que está pasando… Lo que sucede es que, al parecer, hay una especie de repliegue estatal…” 

Pues bien, cuando imaginábamos que, por fin, Merino Lucero había dejado de lado su corsé progre para sacar cara por los 50 militares asesinados por Sendero Luminoso sólo durante los últimos meses, nos dimos cuenta que ello no era así. Merino Lucero se refería sola, única, exclusivamente a los fallecidos en el accidente carretero ocurrido la noche del lunes. Es más, Merino Lucero se ocupó del tema vial en términos alucinantes, al señalar que en los cinco últimos años han muerto en el país 15 mil personas como resultado de accidentes de tránsito y que, como consecuencia de ello, Merino había arribado a una impactante –sesgada– y, por supuesto, políticamente correcta conclusión: “Estas cifras son equivalentes al costo de vidas humanas producidas en quince años de violencia terrorista”. Por desgracia se le salió la palabreja “terrorismo”, faux pas que le costará sendos azotes de su progresía, tan fanática al hablar solo de “conflicto social”. 

Pero, ¿acaso Merino Lucero tiene entre sus “deberes morales” el que los habitantes de nuestras ciudades “recuperen la seguridad y que ésta sea una realidad tangible” en torno al acecho senderista que asesina con impunidad a nuestros soldados –como sí lo señala con precisión y energía en el caso de los accidentes de tránsito–? Todo indica que no, ya que a contrapelo de su rasgada de vestidura por los accidentes de tránsito, Merino Lucero muestra resignación cuando sigue pasando el tiempo y cada año continúan muriendo más militares dinamitados por Sendero Luminoso, sin que Merino Lucero ni siquiera los honre asistiendo a sus sepelios o visitándoles en sus camas de hospitales.

En todo caso, al referirse Merino Lucero ayer a que “…al parecer, hay una especie de repliegue estatal…”, lo que estaba recordando más bien eran sus años al frente del premierato toledista. Porque sin la menor duda su gobierno sí se replegó por completo frente al terrorismo. ¿O acaso el toledato movió un dedo? No. Permitió que el VRAE se convirtiera en territorio liberado de esas huestes incipientemente reagrupadas de Sendero Luminoso que aprovecharon para tomar como espacio propio la vertiente de los ríos Ene y Apurímac. Merino Lucero olvidó su techo de vidrio y la viga fundida en su ojo.

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