jueves, 16 de julio de 2009

¿Análisis simplista?

Europa ha virado a la derecha. Las elecciones de la Comunidad así lo revelan. Quedan bolsones zurdos como España, país que sin embargo pronto revertiría al centro derecha ante la percepción que hay sobre el PSOE, partido de izquierda al que se le culpa del colapso financiero de la Madre Patria por haber ocultado la crisis durante largos meses de campaña electoral, para lograr la reelección de José Luis Rodríguez Zapatero. Estados Unidos ha girado al centro izquierda tras el triunfo del partido Demócrata. En rigor el éxito fue de Barack Obama, ese torbellino que encandiló a los norteamericanos hastiados de un régimen confrontacional como el de George W. Bush, que los llevó a dos guerras absolutamente distantes, geográfica y espiritualmente hablando. No obstante, el Tío Sam atraviesa por un severísimo cuadro de recesión con déficit fiscal.

Sudamérica está dividida. El gigante Brasil sigue su camino de eficiencia, alejado por completo de populismos, demagogias y posturas socialistas. Chile continúa en lo suyo: consolidándose para integrarse al segundo mundo. Es más, el derechista Sebastián Piñera aparece adelante en las encuestas para las elecciones presidenciales de diciembre. Argentina ha sido testigo del descalabro de la era kirchneriana, tras el revés sufrido en las últimas elecciones parlamentarias por la parejita Kirchner que coquetea con el impresentable Hugo Chávez. En consecuencia el centro derecha gaucho aflora como probable alternativa para la elección presidencial del 2011. Uruguay y Paraguay son centro izquierda. Y excepto Perú y Colombia –que lideran una exitosa corriente de centro– el resto de la región ya forma parte del imperio socialista del petróleo chavista.

Curiosamente la Iglesia Católica –con gran predicamento en esta parte del planeta– estaría tomando cierto sesgo izquierdista. El viejo Papa Benedicto XVI acaba de lanzar su primera encíclica, Sacramentum Caritatis, que revela el espíritu de vanguardia teológica del obispo Joseph Ratzinger. Aparentemente alguien que habría influido en la Carta Papal es el Arzobispo de Munich, cardenal Reinhard Marx, quien en su reciente libro “El Capital – Una defensa del hombre”, sostiene que su homónimo, Carl Marx, tenía razón en su análisis del capitalismo. El purpurado –alemán como el Papa– señala que “El movimiento marxista tiene causas reales y pone cuestiones justificadas”.

En consecuencia, señores, hay que estar alertas a lo que pueda acontecer en este mundo confuso e inseguro. Con una Europa que se derechiza; un EE UU “Demócrata” y con su economía en estado de coma; parte de Sudamérica entregada al dinero del impresentable socialista Chávez; y una Iglesia Católica que pudiera regresar a teorías semejantes a la de la Liberación. Sin duda la lucha política regresa a su clásico contenido ideológico. Aunque en medio de este desconcierto fenomenal, sorprende sobremanera que el único icono comunista del mundo –China– siga consolidando su camino hacia el capitalismo en materia económica. Dios nos coja confesados.

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