El impresentable Hugo Chávez le ha declarado la Guerra al presidente Alan García. Cree que es momento de salir de él. Ha empezado a mover sus fichas económicas, políticas y geoestratégicas. Aprovechando la leve mejoría del precio del petróleo, estaría inyectando billetes a la dirigencia nacionalista para que prepare el ambiente político camino a un escenario de declarar al país en emergencia tras la infausta actuación del premier Yehude Simon en torno a los paros regionales. De la misma manera, agentes del impresentable estarían aprovechando esa situación para generar la insurgencia indigenista que empezara precisamente con los paros regionales y que recientemente se tornara más violenta con la toma del oleducto, para proyectarse por último a fomentar el caos general a través de la convocatoria de la huelga nacional.
Es evidente que el tal Pizango, autoproclamado “líder” de los revoltosos indigenistas locales, carece de toda capacidad para promover una huelga nacional. En consecuencia, aquello revela que detrás suyo se ubica la maquinaria extremista movida por el nacionalismo, la CGTP, y toda la escoria de izquierdista ansiosa por capturar el poder. El caballito de batalla esta vez son ciertos decretos de urgencia que, de dar marcha atrás el gobierno derogándolos ante la amenaza violentista, se traería abajo el TLC con EE UU y, tras ello, vendría el colapso comercial y financiero, primero de las empresas peruanas y luego del Estado. Un escenario ansiado por la zurda para soliviantar al pueblo. Ergo, ante la terrible ineptitud mostrada por el premier Yehude Simon respecto al manejo de los paros regionales, resulta inevitable su remoción para evitar tal escenario.
Sin embargo, en simultáneo a la exacerbación política y al llamamiento a la violencia al interior del Perú, el impresentable Chávez viene moviendo el tema geoestratégico. Lo hace a través de su polichinela Evo Morales. Resulta que este dirigente cocalero –y, al igual que el tal Pizango en el Perú, autoproclamado líder de los indigenistas bolivianos y campeón de la violencia mediante el uso de la dinamita para inflamar a las masas engañadas-- ha decidido sacar pecho por Chile alrededor del diferendo marítimo presentado por nuestro país ante la Corte de La Haya. El tal Evo no solo se solaza con la impertinente visita de la mandataria chilena, Michele Bachelet, al presidente de aquella Corte Internacional –increíblemente promovida por el gobierno de Holanda, por tradición amigo del Perú, país al cual vendió una importante flota marítima durante el régimen militar velasquista--, sino que se permite proferir frases indignas de un jefe de Estado, al insultar no solo al presidente del Perú sino a todos los peruanos, denigrando al país que tuvo el coraje –pero sobre todo la dignidad y solidaridad-- de ir a una guerra para ayudar a Bolivia, cumpliendo un pacto secreto suscrito ante la desesperada situación boliviana frente a la amenaza chilena a finales del siglo antepasado.
Y no obstante estas –así como tantas otras-- sucias jugarretas, Torre Tagle insiste en ponerle paños tibios a las insolencias del impresentable Chávez.
NOTA: Esta columna continuará apareciendo en forma intermitente hasta el retorno de su autor.
lunes, 8 de junio de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario