jueves, 11 de junio de 2009

Enemigos del Perú

La intentona extremista de derribar el estado de derecho ha dejado secuelas serias que van a costarle muy caro al país. Como siempre es la ultra –esa organización siniestra que dice defender a los desfavorecidos– la que pasa factura por daños y perjuicios a los 28 millones de peruanos –pobres y ricos–, obligando al Estado a pagar el precio de los actos subversivos que promueve la zurda bajo la hipocresía de atender la demanda de los menesterosos. Esta vez el motivo fue dizque “respaldar a los nativos selváticos a quienes el Estado de los ricos intenta robarles sus tierras.” La figura del Perú ha sufrido un feroz impacto negativo ante el mundo. La transmisión de imágenes de hordadas indígenas portando lanzas –en salvaje algarada– persiguiendo a inertes piquetes de policías –que se negaban a usar sus armas para evitar ser acusados más adelante de violar los derechos humanos de aquellos “nativos” que los perseguían para luego capturarlos, torturarlos y asesinarlos con ensañamiento– es motivo más que suficiente para espantar a cualquier inversionista o turista, local o extranjero.

De otro lado la monserga progre que el gobierno de Alan García fue el autor de las muertes –bajo la tesis caviar que lanzó a la policía “con órdenes de diezmar a miles de inocentes pobladores de pacíficos asentamientos selváticos”– dio lugar a una monstruosa campaña mediática internacional de desprestigio contra el gobierno del Perú. Consecuentemente, aquella campaña ha dinamitado la imagen de la democracia peruana y la de nuestro estado de derecho, activos que tanto esfuerzo y dinero costaron rehabilitar tras el brutal descrédito al que hace una década sometiera al Perú el mismo clan caviar que hoy santifica a la dirigencia subversiva del indigenismo, mientras acusa nada menos de genocida al Estado peruano por reponer el orden quebrado gracias a la irracionalidad de un puñado de criminales trajeados de líderes nativos selváticos.

Indigna por ello ver a catones de la prensa progre –como los Álvarez Rodrich, del Río, Palacios, etc.– cebándose contra el régimen democrático a sabiendas que con ello desprestigiarán aún más el Perú, obligándolo a pagar un costo inalcanzable que no hará sino alejar el progreso y, además, beneficiar a ciertos países vecinos que buscan hundirnos. Lo peor es que estos seudoperiodistas lo hacen por puro interés personal, por exclusivo afán de protagonismo, por estricta vehemencia de figurar como dueños de la verdad y mensajeros de lo políticamente correcto. Ellos son, entonces, los verdaderos artífices del atraso y los auténticos promotores del retorno de regímenes extremistas.

Preocupa pues que el gobierno permanezca cruzado de brazos, espantado de que la progresía caviar lo siga acosando mediáticamente. Es más, siguiendo la errada tesis del ex premier Jorge del Castillo, el régimen García persiste en incorporar a más caviares en su entorno. No aprende que criar cuervos significa cosechar tempestades.

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