jueves, 25 de junio de 2009

Prejuicios inauditos

Manuel Dammert –conocido comunista disfrazado del ropaje político que mejor le convenga para el momento– es asesor de los trabajadores portuarios. Sorprende que un comunista sea nada menos que consultor de ese núcleo duro del Apra que hace medio siglo maneja la familia Negreiros. Sin embargo, conociendo al partido de la estrella todo es posible, pues en su interior existe un espectro infinito de posiciones e intereses. El caso es que Dammert acaba de ser condenado a un año de prisión por difamar al correcto ex premier Pedro Pablo Kuczynski, tras haberlo acusado de tener intereses económicos en la privatización de puertos y en la exportación del gas de Camisea.

Es decir, el comunista mintió –porque no pudo probar que su aseveración fue cierta– y el juez sencillamente lo condeno. Sin embargo la prensa caviar pretende tergiversar la realidad politizando el caso, al descalificar al juez a quien acusa de actuar contra la mafia que monopoliza el asunto de los derechos humanos en el país. Así de simple. Según el periodismo progre, “la sentencia –contra Dammert- fue emitida por el juez suplente Julio Diaz Paz, del 20 Juzgado Penal, el mismo que ordenó la detención del abogado de –la oenegé- Ideele, Carlos Rivera. ¡Y saltó la liebre! Porque de manera sibilina, con esa nota a pie de página vitriólica la prensa caviar insinúa que la sentencia contra Dammert es prevaricadora pues proviene de un juez que ataca a los defensores de los derechos humanos, una organización intocable, inmaculada, infalible e impoluta, contra la cual ni periodista, ni juez, ni policía, ni político alguno se puede meter sin acabar enlodado y condenado mediáticamente como el peor de los delincuentes.

Al respecto, hay que recordar que la oenegé Ideele –a la que pertenece el abogado Rivera– defiende a terroristas y es aquella que acusó de genocida a Fujimori y ahora hace lo mismo con Alan García. Es más –como sucedió en la época del terrorismo– la oenegé Ideele calla en siete idiomas todos los asesinatos de policías y militares, como lo ha hecho esta vez con los 24 policías acribillados en Bagua por la turba a la que defiende con los dientes esa oenegé. Y también cabe demás recordar que la oenegé Ideele es aquella que ha conseguido que la Corte Interamericana de Derechos Humanos conceda millonarias indemnizaciones a los peores terroristas, millones de dólares que debemos pagar los peruanos que precisamente fuimos victimas de esos miserables.

Ahora bien, ¿qué tiene que ver el fallo por difamación contra el comunista Dammert con la detención de un defensor de derechos humanos de terroristas? Pues nada. Se trata solo de la estrategia de la progresía caviar dirigida a desacreditar a todo aquel que se meta con la mafia de las oenegés políticas. En este caso sencillamente pretende anular la labor de un juez que se atrevió a procesar a un integrante conspicuo de la progresía, quien se había zurrado en la ley. En consecuencia, estamos ante otra de las estrategias intolerables del caviarismo para consolidar poder a costa de desacreditar a quienes piensan diferente.

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