martes, 8 de septiembre de 2009

Oxigenando al terrorismo

Hay aspectos medulares en torno al debate sobre la escalada terrorista: 1) la estrategia sociopolítica a cargo del Estado; 2) la táctica militar encomendada a las FF AA; y 3) la complicidad de las oenegés políticas con el terrorismo. Y cuidado que no decimos narco terrorista pues esa acepción implica bajarle el tono al problema, soslayando que sendero y el mrta ocasionalmente –como ahora- se valen del narcotráfico como vía financiera para rearmarse y reagruparse con miras a su única batalla final: la conquista del poder.

1) El Estado carece de estrategia para enfrentar el resurgimiento de sendero y el mrta, tras la Inquisición a la que fue sometida la exitosa política antiterrorista que aplicó el régimen de Fujimori hasta acabar con las dos sectas del terror que nos tuvieron en vilo un cuarto de siglo. Desde entonces, la clase políticamente correcta boicotea todo intento de este gobierno por reponer aquella legislación antiterrorista, que incluye condenas drásticas sin beneficio penitenciario alguno, ni mucho menos permite excarcelar a senderistas y emerretistas, como ha sucedido. Asimismo los políticamente correctos se oponen a que se reponga el combate militar directo, acompañado de un trabajo de inteligencia que sume la defensa de la población a la del Estado. Alegan en ambos casos que las iniciativas atentan contra los derechos humanos de los terroristas, y amenazan con volver a acusar al Perú ante la Corte Interamericana en caso el gobierno se atreva siquiera a sugerir el debate para reponer una firme estrategia antiterror.

2) Respecto a la táctica militar, resulta patético ver a tanto politicastro y a los mismos “opinólogos” de siempre pontificar sobre cuál debe o no ser el plan de acción de las FF AA para combatir el terrorismo. Un aspecto eminentemente técnico y profesional jamás debe ser manejado por improvisados o mequetrefes. Dejemos solos a los militares y policías trazar la línea –secreta, por cierto- que debe seguir el Estado. Sin embargo hace falta que Ejecutivo y Legislativo aprueben los presupuestos necesarios para evitar que nuestros uniformados carezcan de aviones, helicópteros, armamento, munición, movilidad, equipamiento, etc. para enfrentar a sendero luminoso y el mrta.

3) En la complicidad de las oenegés políticas con el terrorismo estriba la parte medular del problema, pues soldados y policías se resisten a seguir luchando contra el terrorismo para evitar ser procesados, condenados y encarcelados por violar derechos humanos de los genocidas, como hoy le sucede a más de 1,000 militares que lucharon en el Vrae y están demandados por sendas oenegés que defienden al terrorismo. No puede cuadrarse el círculo. O se combate a sendero y al mrta en las mismas condiciones –es decir, disparando a matar como hacen ellos- o dejemos que el terrorismo declare la victoria.

Mientras el país no se proponga resolver estos tres aspectos, lo único que estamos haciendo es aplicarle oxigeno al terrorismo, temerariamente resucitado entre Paniagua y Toledo para quedar bien con la casta políticamente correcta que los colocó en palacio.

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