Cuatro empresas editoras de diarios y una revista decidieron hace pocos años fundar un club particular. Un club exclusivista y segregacionista al que optaron por denominar –soberbia y falsamente– Consejo de la Prensa Peruana. Sí señor, un consejo de la prensa “Peruana” al que esos empresarios presentan como la Meca del periodismo nacional; como el Faro de la Alianza de las Civilizaciones para hombres de prensa honorables, decentes y políticamente correctos; como paraíso de la moral mediática y gloria de la pluma y la palabra acertada. Pero ese consejo, amigos lectores, no es más que un clan de cinco empresas amigas, donde por cierto no se encuentra representado el universo de medios de comunicación del Perú. Es más, aquel consejo de la prensa “Peruana” sucede que muy pocos conocen que se trata de apenas una oenegé que funge de consejo de honor para toda la profesión periodística nacional.
No contentos con esconder que el consejo es una oenegé como tantas otras que dominan el especto político nacional –en este caso representando sin mérito alguno al gremio de la prensa “peruana”–, este grupete de empresas editoras tiene el desparpajo de arrogarse el manejo ético de todos los medios periodísticos del país. ¿Cómo así? Pues sin tener facultad alguna para hacerlo –salvo el poder que genera aparentar la representación de todo el periodismo del Perú– lograron convocar un conjunto de gente “notable” –y otra no tanto– para que integre sonoras comisiones de honor, o de lo que fuere, que dicten cátedra sobre cómo debe comportarse el universo de medios de comunicación del país, de acuerdo a parámetros preestablecidos por la progresía caviar que domina a los dueños de las empresas editoras propietarias del consejo de marras. ¿Por qué en todo caso no lo llaman como corresponde: Consejo de la Prensa Caviar, Consejo de la Prensa Progre, Consejo de la Prensa Políticamente Correcta, o Consejo de la Prensa Elite? ¿Por qué engañar al público, e incluso a los comisionados “notables”, aseverando que el consejo es de la “Prensa Peruana”, cuando no lo es? Hace poco, por ejemplo, la Corte Suprema realizó un encuentro con “la prensa”, teniendo como único invitado al consejo de marras. Este escriba aclaró por carta al presidente del Poder Judicial que aquello era una falacia.
Y esa falacia, señores, retrata de cuerpo entero a quienes patrocinan esta agrupación que se jacta de pontificar –a título farsante de entidad nacional– sobre cuestiones de ética, honorabilidad, responsabilidad, independencia, etc., en torno a la libertad de expresión. En todo caso aquello correspondería que lo haga la única entidad representativa del gremio de los hombres de prensa: el Colegio de Periodistas del Perú, por ejemplo. Pero de ninguna manera cuatro o cinco empresas editoras, sin prerrogativa para interpretar lo que es la libertad de información y de opinión ni menos para juzgar al espectro de medios de comunicación nacional. En todo acaso, EXPRESO jamás ha solicitado –ni lo hará– ingresar a ese clan porque no representa el sentir de la prensa libre, entendido como el ejercicio periodístico sin más control que la responsabilidad personal de cada director de medio. Así que basta de seguir engañando con esto del consejo de la prensa “peruana”.
martes, 8 de septiembre de 2009
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